Abuso de locura o imaginación, como quieran llamarlo.

A los genios no nos entienden, nos tachan de locos cuando el problema no es nuestra inestabilidad, si no, su poca creatividad.

martes, 2 de octubre de 2012

Inseguridad - Kako

Inseguridad es empezar un hit de egocentrismo,
y acabar una balada de amor,
cuando la mitad de dos no es uno mismo,
reina la inseguridad. 


El zig-zag del amor que odias, dictador,
dos llamadas en un contestador, contradictorias,
la voz interior que te devuelve a ningún lado,
como dos espejos enfrentados.
Intentar forjar una imagen de lo que se quemó,
juntando las cenizas sobrantes, y no...
es índice el corazón en tu faringe,
buscando el cuerpo diez,
¿Que quiere hacer esa cerda loca?
Sonrisa en la boca, y una cicatriz en la muñeca,
una silla bajo una horca, que nunca vuelca,
una encuentra recetas siniestra de absenta y medicamentos,
mirar a las orgiasticas burbujas atento.
Inseguridad es esa diva fría, que antes de suicidarse,
se maquillaría.
Pensar que ya no eres el mocoso,
que pensaba que tapandose los ojos, desaparecería.
Inseguridad, es blasfemar de una mujer en texto,
cuando el amor es la resaca del sexo,
inmerso, buscas calor donde no hay, no encuentras,
como un jodido perro violando una pierna.
Adherida, como bomba lapa,
sentir como te aterrorizan los secretos que esconden las guapas,
una mirada hermosa,
que hace sentir celos hasta del aire que la roza,
imaginate él, es el absurdo de llamarla por número oculto,
y permanecer sin hablar, solo por escucharla otra vez.
Trazar un plan alocado, demostrar amor,
como kamikazes enamorados, son...
haches intercaladas en tus palabras de llanto,
un dedo en un gatillo temblando, esperando,
decidete, la bisectriz entre, morir o matar,
o idolatrar, a tu INSEGURIDAD.
Inseguridad, es ir a por él, porque ya dijo no,
piensa, que tu pesas 100 y él 70,
y ella es un putón, se fija en el interior, ¿si?
Dudo que a él 10 horas en el gym le den para leer a Platón,
es ese tipo culto e intelectual que en mi no vio,
es obvio, seré yo por fuerza bruta,
¿Recuerdas? Ya de pequeña en la EGB,
imitando a las Spice Girls, ¡siempre hacia de la puta!
Inseguridad, es trazar un plan homicida, ¿Dudas?
Que ricura. ¡¿Acaso no has visto películas?!
Bah! Sí acaso 15 años en la trena y allí me rehabilitaré...
¡Esa si que es buena! Es elegir la peor opción,
ver un arma, en cada objeto, y la sinrazón, de utilizarlo,
esperarlo en la puerta del gimnasio, y alimentar al diario...
con otro crimen pasional...

sábado, 29 de septiembre de 2012

Odio.

Ataques de furia que me envenenan el alma, muerta en vida buscando alguien que me empuje a la felicidad o me abstenga por algunos minutos de la cruda realidad. Pensando en la causante de todos mis problemas, la inestabilidad en la que vivo pero la cual me hace escribir, la cual me da una vía de escape al mismo tiempo que causa todos mis problemas, la rabia al intentar todos mis defectos incontables, harta de ti, de tus excusas, de esa gente falsa que mira y cuchichea. Pagándolo con la mierda que me mata diariamente por pagar mi muerte en plazos hechos paquetes, por el alcohol que distorsiona mis realidades, por tí, chico, dandome falsas esperanzas. Por el odio que me tengo y por el que le tengo al mundo.  Decidí pagar mis errores conmigo misma, contra la pared u objetos desanimados, decidí sacar a lo que más quiero de mi vida porque a mi lado, solo podía hacerles daño.

Llueve.

Llueve. Gotas de lluvia chocan contra una ventana semiabierta, entonces suena una llave intentando acertar en la cerradura de la puerta principal, tras varios intentos consigue abrir, entra titubeando mientras arrastra sus Nikes azul marino por el parqué, dejando pequeñas gotitas a su paso, tanteando en la oscuridad con los brazos pretendiendo evitar los muebles en vano. Él, a duras penas, acaba aterrizando en su sofá nego frío, está empapado, encharcado en lluvia y alcohol, decide levantarse y después de chocar con la mesita del salón, enciende la luz intentando mirar lo que le escueze, los nudillos chorreando sangre por la manga, el pulso se le acelera hasta que recuerda un motivo. Arrastrando los pies irritado por el sonido que preducen al contacto con la madera, llega al baño donde, tras dos intentos,  consigue lavarse las heridas. Se desnuda como buenamente puede de camino a su cuarto, donde se pierde en un chandal talla XL, saca el porro de emergencia para noches como esta y lo prende, perfectamente liado, con un sabor increible, expulsa humo a la vez que piensa, mirando como el techo da vueltas, queriendo llamar a mamá para que lo cuide y se da cuenta de que ya no está ahí, que ya a crecido y se tiene que comportar como un hombre, que no le van a volver a contar cuentos de buenas noches y que las cosas no se solucionan llorandole a mamá y papá, ya no es ese niño de 6 añitos jugando a las chapas debajo del bloque, ni ese crío de 10 siendo libre mientras juega al fútbol, ya se fue hasta ese quinceañero tonteando con las drogas, esta solo, solo frente al mundo, eso le golpea el pecho y lo deja sin respiración durante unos segundos. Da otra calada y así hasta acabarlo, apagándolo en la madera de la cama. Silencio nada más roto por las gotas de lluvia que llaman a la ventana, que le llaman a la vida, silencio nada más roto por un -Buenas noches, Alejandro- que se auto-desea mientras sus párpados se van cerrando hasta un nuevo amanecer.


martes, 25 de septiembre de 2012

Se esfumó como el humo de aquel cigarro.

Su boca a dos centímetros, sus ojos mirándola, detrás nada especial, un campo, árboles y piedras, un lugar precioso apartado de la sociedad con una persona preciosa. Ella lo besa feliz, él la besa entusiasmado. Beso tras beso, se quieren, él la coje de la cabeza y la besa, ella es feliz desabrochandole la camisa, él le quita la camiseta y le besa el cuello y entre los pechos, bajando poco a poco por su ombligo desabrochando el botón de su pantalón vaquero, bajando con las manos y besándola con ternura. Bajaba otra vez a besos, más decidido que de costumbre, ella miraba a la nada, no tenía palabras, su cuerpo arqueado y sus ojos mirando al campo relataban lo que tubo que ser. Pronto le mira agarrando su pelo corto oscuro y apretándole contra ella sonriendo a la par que suspirando. Un montón de ropa fue testigo de la pequeña conversación que tubieron "-Te odio- dijo él mirándola abrazado a su espalda. -Ódiame así, cariño- fue respondido". Él, aplicando la respuesta obtenida subio por su torso desnudo, arrancando su sujetador rosa palo con los dientes sin ningún tipo de pudor. Ella le muerde el labio, y apreta sus uñas a su espalda mientras le siente dentro, todo es maravilloso, no puede ir mejor. Respiraciones aceleradas caldean el ambiente, gemidos como banda sonora de su amor...Entonces pasa, la expresión de su cara cambia al completo.-No puede ser- piensa -¿Sabes que no tomo la pastilla y es a pelo, no? Pregunta temblorosa. Él rie, la sigue besando sin hacer caso, sigue follándola como si no hubiese mañana, hasta volverse a correr, esta vez entre sus pechos -Ya, déjame- dice ella alterada. -Me dijiste que te odiara así, te he odiado así, ahora me correré con un adios para siempre, muñeca.- Dice él rebuscando en la mochila. La besa como jamás había besado, como jamás la habían besado a la vez que pasa por su cuello el frío metal. Apretando, con toda su fuerza mientras la sangre corre por su cuello hasta su pecho izquiero, mientras él baña sus manos en sangre, mientras sus ojos se ponen en blanco más exageradamente que hace unos minutos, ella ahí impregnada entre sangre y semen, él la besa por última vez, después se abrocha los pantalones y pasa a ponerse la camisa azul. Y se marcha encendiendo un cigarrillo Camel, mirándola por última vez, degollada, empapada y solamente vestida con unos zapatos de tacón rojos. -Que preciosa era-piensa mientras se acaricia los labios y sonríe expulsando el humo, blanco, como el cadaver que dejaba atrás y no parecía importarle.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Muerte en vida

Ese momento en el que te da vueltas todo, no puedes ni pararte a pensar siquiera, has salido de su vida, de la de él, de la de ellos, de la de ellas, de la de todos. Ese momento en el que pasas a segundo plano en esta sociedad. Si, tuve que dejar a muchos de lado, tampoco creas que me gustó, fue para no arrastrarles a mi desastre. También me dejaron muchos por no acercarse a él. Me parece de lo más triste del mundo mendigar un "te quiero", un "lo siento" o incluso un "¿estas bien?" por lo que sufro mi ruina en silencio, a ojos de los demás con una sonrisa para no preocuparles, para no empequeñecer. 3 es un número precioso, pero ¿Para que voy a mentir? 3 son multitud. Y ahí es cuando tú pasas a un segundo plano, a otra dimensión. No hay nada más que verlo, se nota aunque las otras dos personas no quieren admitirlo o no se den cuenta... Cuando él vuelve y te dice "reina" y esa palabra te da un vuelco al corazón pensando " llevaba meses sin decirme así" cuando te pregunta por los tweet dirijidos a un "Él" y yo sin valor para decirle que "él eres tú". Cuando tu cuento de hadas acaba y te sientes fría, sin amor porque al darlo todo de ti no estás recibiendo nada, cuando, sin darte cuenta, te vuelves fría y cerrada porque te hicieron daño. Todo lo pierdes y no queda nada, los papeles se amotonan, los mensajes no llegan, los ojos no secan, las pupilas no cierran, la boca no abre y el cuerpo no levanta de la cama. Cuando te sientes roto, roto por dentro como en mil pedacitos del más mísero cristal, escribiendo esto desde el silencio, el más puro silencio acompañado de un corazón acelerado, un llanto ténue y los mensajes de tuenti que no contesto. Hoy no estoy para vosotros, para ninguno, para nadie. Voces y gritos se oyen de la calle, una respiración descompasada y acelerada acompaña el llanto, doblada como nunca con una mano en el pecho intentando sanar un dolor que no pasa, un pinchazo grave, con la otra, agarrando la almohada. Mirando la luna, ella está arriba sola y ella puede con todo pero yo no, joder, parece que muero lento, es una sensación inexplicable cuando ya no queda nada por lo que luchar, por lo que salir de la cama, un dolor que cerciora tu vida y una vida que empuja tu muerte. Algo irónico.
Es ese pequeño instante cuando me giro, abrazándome al aire,a la nada, ese isntante el que se para el tiempo a mi arrededor con un solo pensamiento "Joder, quiero sentirme viva"

domingo, 9 de septiembre de 2012

todos, TODOS lloramos.

Se paró el tiempo como dándole un golpe en el pecho. Es ese momento en el que te paras a pensar en el pasado y en el presente y no puedes evitar compararlos. Ese momento en que se da cuenta como han cambiado las cosas, en que ya no va a venir mamá a contarle un cuento y va a dormir tranquilo, en que sus miedos son más que un monstruo bajo la cama. Ya no es el mismo niño que saltaba para verse en el espejo del ascensor. Toda la inocencia de un niño había desaparecido y todas las preocupaciones de un adulto le empezaban a abrumar de golpe. ¿Que pasa? Ni el lo sabía, solo que ella ya no estaba.
Se paró el tiempo como dándole un golpe en el pecho. ¿Que era? Hambre, tal vez. Tristeza de no tener los privilegios que tu si tienes, esa carga de tener que madurar antes de los previsto, que los niños no pueden ser niños a su aire.
Se paró el tiempo, tirándola al suelo, en ese instante comprendió porque tendría que crecer de golpe, porque nadie más iba a estar a su lado nunca, ni su propia sombra.
Tal vez no sea el motivo lo realmente importante, tal vez sea verdad que no importe la razón, el sexo o el color. Tal vez sea verdad aquello que dicen de que todos lloramos.

Te quiero.

Nací y ya sabía que estabamos predestinados, crecí buscandote hasta encontrarte, tú me enseñaste tu esencia, tus costumbres las cuales adopté, me enseñaste amistad y amor, a amar y a ser amada, tú, nadie igual que tú. Contigo viví veranos, contigo temblé inviernos, sonreí felicidad y lloré tristeza. Inviernos en los que tu frío me hacía sentir nostalgia, veranos de fiesta y de siestas. Tumbandome en ti en las caidas y apoyandome en ti en las victorias. Paseando por tus curvas y tus rectas, corriendo de tu mano, visitando cada uno de tus lugares a cada cual más hermoso. Te quiero porque no hay nada mejor que tú, tú, tú. Tus aires de desidia y de paz, tus luces navideñas y ese olor a frio y a castañas. Contando farolas hasta llegar a casa, olerte. Y al irme de vacaciones extrañarte, extrañar tu olor, tu gente. Volver con más ganas de nunca de verte. Cada sitio contigo fué maravilloso, desde un banco de moratalaz cualquiera a vistas de todo Madrid desde la azotea. Eres mi rincón favorito del mundo, porque cada calle es especial, porque eres precioso y por encerrar tantos recuerdos. Tú me enseñaste todo, andar y correr, tus calles son mi suelo, tu eres mi cielo.Tan bonito que da pena perderte. Hoy te digo que quiero estar junto a ti toda mi vida, que te quiero, Madrid.

domingo, 19 de agosto de 2012

Piquito de oro.

Mamá se va, me mira desde fuera de la valla mientras me dice "adios" con la mano. De puntillas tocando el timbre hasta que suena, recuerdo el sonido perfectamente, yo debería tener unos 4 o 5 años, la puerta del portal pesaba una tonelada y media, o eso me parecía. Un edificio viejo en el centro de Moratalaz, por el patio se oía "mamabuela" "mamabuela". Mi abuela sonreía desde la ventana saludandome con la mano, como siempre, y yo la devolví el saludo. Corría que me las mataba para llegar al 4º piso y abrazarla, sin duda alguna tengo la mejor abuela del mundo. Me colgaba del cuello de mi abuelo e iba a la ventana, "mira mamabuela, los pacos en el parque"- decía al mirar por la ventana. Mi abuelo me cogía en sus piernas y decía "¿Como que pacos? Se dice "abuelos." y yo, como todos los días le explicaba que él se llamaba paco, por lo que todos los abuelos eran pacos. Y despúes, sentada sobre mi abuela, jugeteaba con su collar de perlas mientras la decía " Eres mi mamabuela, porque eres mi mama y mi abuela". No era sencillo como explicar que, por el trabajo de mis padres, al fin y al cabo, me habían criado ellos, eran mis segundos padres. A la hora de la comida, me contaban mil batallas de la guerra y aprovechaba el despiste para robarles patatas fritas del plato, siempre me pillaban por reirme, cabe decir. Después de tomar la fruta de postre, era la hora de mis historias, siempre tenía un argumento preparado, algo que me había pasado en el cole, algo que había visto en la tele o simplemente cuentos que me gustaría contar. Me sentaba encima de mi abuela y la contaba un cuento, cada día uno, sin prisa, con mis paradas y mis explicaciones, inventandolo sobre la marcha mientras jugaba con aquel collar de perlas y bolitas azules que tanto me gustaba, siempre por encima del delantál. Decían que nunca se acababan mis historias, mis monólogos y mis explicaciones, "paco" me bajaba al parque, siempre a las 5, hasta el cual iba de su mano contandole más historias de la gente que pasaba, al poco rato volvíamos a casa porque nunca me gustó demasiado el relaccionarme con otros niños y me aburría. En casa, pintaba, pintaba folios con mis mil pinturas, papeles de periodico en los cuales hacía mis propias historias a base de garabatos, todo eso.. A las 7 llegaba mamá, siempre llegaba con la misma pregunta "¿Que tal esta mi niña?", a la cual mi abuela respondía levantandome en sus bazos. "Genial, está hecha toda una piquito de oro"
Problablemente entorno a ello gire todo, siempre he estado acostumbrada a oír que soy "un piquito de oro", siempre con historias que contar, siempre inventando cuentos o dibujos desde bien pequeña, tal vez mi afición por la expresión siempre estubo predestinada y desarrollada por una infancia feliz y libre a la imaginación. Si tengo que agradecer algo es a ellos. Gracias, y prometo morir con un piquito de oro, mamabuela.

sábado, 18 de agosto de 2012

Miss weed.

Verde, verde entre sus manos. Él y ella felices, sentados en un portal cualquiera de nosesabedonde,él de rodillas frente ella, ella, un par de escalones arriba, lo besa. Cojidos de la mano, sonriéndose, mirándose con esos ojos con los que nunca antes habían mirado. Él lía el sigiente mientras ella pega el primero. Rien, dicen cosas sin sentido pero no importa. Humo, humo blanco, un golpe fesco, pero no demasiado, abrumante pero gratificante, dulce pero amargo, humo de aquel blunt de marihuana que la ciega los ojos cuando él lo echa, besándole, pasándose el humo y pasándose el blunt. Beso tras beso, risa tras risa. Todo el mundo los mira, los señalan con el dedo, no importa. Son felices, cosa de la que poca gente es capaz de presumir, de estar juntos, de tener qué fumar. De besos y abrazos. ¿Qué más da lo que piense la gente de alrrededor? Al fin y al cabo, son extraños. ¿Qué más da el tiempo? Si son felices. ¿Qué mas da todo? Si están juntos. ¿Qué más da las otras personas que los desean? Si se quieren. ¿Qué más da la policía? Van demasiado fumados como para pensar en ello. ...
Una imagen que da vueltas a su cabeza hasta que consigue dormir "es perfecta" piensa, "joder, es perfecta".

miércoles, 15 de agosto de 2012

No se ve.

No tiene porque verse pero si tiene que estar ahí y no, no me refiero a Dios, si no a sentimientos, a emociones, a lágrimas esconididas, a pensamientos, a gente esperando el momento oportuno para ayudarte o joderte, a todo eso que no decimos por miedo pero que se demuestra con los ojos. Esos momentos en los que nada te importa, cuando no te quieren o peor, no te quieres. Cuando te sientes solo aunque estés rodeado de gente. Por una vez, para, piensa en porque callas, porque no eres quien quieres ser por miedo a los demás, piensa el porqué de todas tus penas. Probablemente lo encuentres, probablemente no pero dedica un pequeño tiempo a pensar por que no eres feliz. Piensa en todas las cosas que no ves pero están ahi, esa persona que se muere por besarte, esa gente que esta esperando que te gires para darte la puñalada o la que espera que caigas para levantarte. Piensa en los pequeños placeres de la vida, al fin y al cabo, son el porqué de la felicidad de las personas. Si no sonries al pensar en tu vida, deberías plantearte que tienes un problema, no culpes al resto, no tienen la culpa, solo la tiene una persona: TÚ.
Mira el mar, es como la vida, puedes ver el principio, ya está escrito pero no el final. Eres como esa casita que esta sola, en mitad de la nada, abandonada entre las rocas. Para mucha gente esa casita no tiene valor alguno, para otros es preciosa. Es entonces cuando me acerco a la casita, miro el mar y te pregunto ¿Eres feliz?

sábado, 4 de agosto de 2012

Curada de espanto.

Él y ella. Como cada tarde hace ya varios meses pero diferente, él disculpa todo lo que la hizo, borra las excusas y define sentimientos, en un extremo de aquel banco donde la iba a buscar siempre a la salida del colegio para fumarse un par de porros. Ella desde el otro no sabe si volver a creerle o si se la quiere volver a jugar. En un momento de frustración por ese sentimiento él la intenta besar, a lo que ella responde subiéndose su bandana hasta los ojos. Él se arrodilla en el suelo y la mira, vé el techado del edificio y la ve a ella, es tan hermosa que se siente idiota de haberlo estropeado todo. En ese momento, en esa fracción de minuto, mira sus ojos y una sensación de miedo, culpa y pena recorre su cuerpo en forma de escalofrío. No es ella, no es su pequeña, no es la niña pequeña que le enamoró hace un tiempo, se atreve a preguntar.
-¿Porque sonríes si no estas contenta? Estás triste y a la defensiva, no tienes esa forma de mirar que me enamoró, princesa.
Ella no sabe que responder, ni su propia madre se había fijado y ese hijo de puta si, era extraño, cada vez estaba más confundida y suelta un par de lágrimas que se secan con el pañuelo.
Ella, aturdida, se levanta para irse, lo mira por última vez mientras él se disculpa y se atribuye la culpa de quitarla la felicidad en la mirada al borde de llorar. Le dice:
-Pobre yonkie de mierda, tal vez algún día salgas de la cocaína y entiendas el daño que haces al resto.
Encendió su cigarro y se perdió en la oscuridad del soportal mientras su mente daba vueltas a la misma frase "Si me vuelo a enamorar de un yonkie, me suicido."
Él, en el suelo, no puede olvidar la imagen de la que un día fue su princesa, la única mujer que le ha querido y ha velado por su bien y la jodió por tontear con la droga y por meterla a ella. Es entonces cuando cae una lágrima mojando aquellas ojeras a la par que lo entiende. Él le ha quitado la inocencia y jamás se perdonará por ello.

Sus ojos transmiten odio, defensa, trsiteza. Cosas propias de él, quien se puede decir que "la curó de espanto".

sábado, 28 de julio de 2012

Eduardo.


Ella pequeña, diminuta comparada con él, con su elevada edad y su gran esquizofrenia. Que poco sabe ella de él cuando en realidad cree que lo sabe todo. Cuando lo abraza o le besa el cuello, cuando corre a verlo después de días separados. Porque le quiere. Porque con él se siente segura, porque ríe cuando él amenaza y despotrica sobre alguien, porque se crece  cuando él lleva una barra de metal. 
Que niña más frágil, más inocente, una muñequita de porcelana junto a ese maldito bastardo. Los días pasan, son bastante felices, entre cigarrillos y marihuana, entre abrazos fuertes, pequeños bocados y besos en su piel. Siempre dosis controlada.
Un día llega él, nervioso, temblando. 
-Tu, niña, dame un cigarro.
-No tengo.
-¿Como que no tienes? Me cago en la puta, no haces nada bien.- Dice él, mientras la da una patada, ella, niña como es, no sabe reaccionar. 
"Estoy con un jodido drogadicto" piensa para sí. Enfadada le responde la patada. con un sutil:
-Yo también sé dar patadas eh. 
El peor error que pudo cometer. Ese día la relación cambio, ella no podía separarse de él, él se lo impedía.Un día él tiene la ocurrencia de tratarla peor que nunca, a esa pobre niña que no tenía la culpa de nada, que estaba ciega, ciega de amor y drogas. Ese día, la pequeña la jodió, le contestó. 
Eso a él, a ese demonio de alma negra le pareció el mayor insulto que jamás habría visto. Él se levantó del banco sin dudarlo un momento, la agarró del pelo, empujándola hacia atrás donde 
se enciscó con su cara, a puñetazos, con su cuerpo a patadas, delante de todos, dejando en evidencia su poca salud mental. Asestandola varios puñetazos en la cara. Ella, pequeña muñequita, calló al suelo desvanecida por el miedo, paralizada solo hacía llorar, corriéndose
 su rimel negro ahora mezclado con la sangre que desprende. Con una respiración acelerada y aovillada por el pánico, todos dejan lo que están haciendo para acercase a ella, para sanarla, a esa pobre niña que jamás había roto un plato, que se apartaba de todo lo malo. Mientras él se alejaba en la oscuridad con paso ligero, fumándose un porro, como si no importara lo que acaba de hacer. 
Desde ese día la pequeña cambió, ahora hace llorar a cualquier hombre. 


Desde entonces ella es una bala perdida y a nadie parece importarle.

Mírame a los ojos. ¿Que ves?

Siempre he oído tener unos ojos que transmiten vida, de los que brillan. He oído también que tengo unos ojos en los que es bastante fácil perderse. He oído que mis ojos demuestran que estoy a la defensiva o cuando estoy triste. También he odio que soy preciosa y que soy muy fea. No es especial, ya que todo el mundo ha escuchado eso en su vida. Hay gente a la que le gusto y gente a la que no, esto es así, así funciona el mundo y yo no soy nadie para cambiarlo.
Tu solo mírame a los ojos y dime ¿que ves?

Ni contigo, ni sin ti. Hostia puta.


Él está tirado en el sofá viendo su programa favorito, con los pies en la mesa de madera, su sudadera Nike y  un porro en su mano derecha sujeto con dos dedos mientras el aceite se apodera del papel con cada calada.  Caliente, perfectamente resguardado de la típica tormenta de Abril. Un cuerpo musculado, unos ojos brillantes y una sonrisa blanca perfectamente colocada de insinúa en su cara mientras él divaga, fuera de la televisión, de la habitación, del mundo.
Al otro lado de la puerta, ella, con una sudadera negra en la que se lee el logo de Jack Daniels totalmente empapada por la lluvia fría de un mes caluroso. No se atreve a llamar, aún sabiendo el paseo que ha dado y lo mojada que está, sigue indecisa pero opta por llamar. Él abre arrastrando los calcetines por el parqué y esboza una sonrisa al verla; tan pequeña, con el pelo chorreando agua, la besa y la invita a entrar. Ella se cambia, poniendo su ropa a secar y utilizando una de sus sudaderas de vestido. Es tan bonita... Unas piernas perfectas se pasean por su salón portando ese vestido improvisado acompañado de calcetines de colores. Él  la abraza por detrás mientras la susurra "te quiero" al oído. Ella es su mayor fantasía, sus piernas, su templo, sus 14 años llenos de vida frente a sus 18 años llenos de vivencias. Tan pequeña, su niña para nada inocente, la mira, es preciosa, tiene cara de ángel, de niña, sin embargo, recuerda la vez en la que tuvo que hablar con su camello por unos pagos malfiados. Sonríe, ella le hace feliz, nadie sabe porque pero es así. Son felices, se quieren.

Un pequeño quiebre le hace reaccionar, recuerda la diferencia de edad, el viaje que los va a separar indefinidamente, se acerca la hora de separarse, ella se cambia, vuelve a su anterior imagen y lo besa, un beso corto. 

Él la besa apasionadamente, la sujeta la cabeza "Lo siento mi amor, esto no va a ninguna parte, tenemos que dejar de querernos. Ya sabrás porque." Ella, llorando, da un portazo y desaparece, se esfuma como vino, ágil, pequeña, como la arena playera que se cuela entre los dedos, hermosa como solo ella sabe serlo. Sin entender una palabra, perdida. Sabiendo que ese es el final de sus caminos, pensando que ya no la quiere o que hay otra. Destrozada por el mero hecho de perderle, de no volverlo a ver. Eso piensa...Se equivoca. Dejando atrás al hombre de su vida también destrozado por no poderla explicar los motivos, no los entendería.

viernes, 27 de julio de 2012

Sangre, en torno a eso gira todo.



Me abrazó, sentí el calor de sus brazos por un momento indefinido. Recuerdo que lloraba, ríos de rimel campaban a sus anchas por mi cara mientras él la secaba con la camiseta. Vi algo que me marcaría de por vida, al igual que las palabras que salían por su boca. Esa noche él me defendió de su mejor amigo. No le importó quien fuera él, solo que era yo la que estaba en un "apuro" borracha como una cuba, rodeada de pervertidos que resultaron ser sus amigos mirones. Después de recorrer una calle abrazados llegamos hasta el coche, yo cubierta por su brazo protector y tapada con su chaqueta. Él me iba diciendo todo lo que soy para él  " sin mi tienes que ser fuerte, pequeña" y para quitarle peso bromeó "Tienes que ser como una mierda, grande, por fuera dura, pero por dentro, blanda" No pude evitar reírme. Después serio me confesó "Debes ser como yo, es mejor ir con la cabeza bien alta y un ojo morado, que con la cabeza gacha toda tu vida, Laura, cielo". Llegamos al coche, y solo se me ocurrió preguntarle el porqué de su actitud, porque de había encarado con su mejor amigo, con el que queda todos y cada uno de los días por defenderme a mi, alguien a quien solo ve, una vez al mes (a lo sumo). Él me levantó la cabeza, obligándome en ese gesto a mirarle a los ojos y dio la explicación a todas mis preguntas. " Eres mi primita, Laura, prefiero que me apuñalen a mi antes de que te toquen a ti un pelo. La sangre es lo más importante en este mundo y tu eres de mi sangre, él no, la sangre es lo primero, después la amistad.", le dije "te quiero" y lo abracé hasta que subí al coche, donde vi su imagen cada vez más pequeña diciéndome adiós con la mano mientras le brillaban los ojos hasta que perdí su imagen por completo.

Mi imaginación volaba por aquel momento, fue justamente cuando entendí que él lo significaba todo, junto con su hermano, junto con otro niño pequeño y una niña, eran una piña. Mi piña, por la que tenía que luchar cueste lo que cueste. Fue en ese momento justamente cuando entendí que nos une mucho más que un vulgar apellido, entendí que hay conocidos, amigos, buenos amigos y mejores amigos pero si hay alguien fuera de tu casa por quien debes dar la vida, son tus primos. 
TUS PRIMOS DE SANGRE.


Dibujarte un corazón en la espalda.

Una tarde típica en Madrid, con 40ºC a la sombra, en la habitación del portal numero 13, en su cama estaban ellos. Hablando de todo un poco, mientra la dice "No sé que haces aquí, eres una simple niña pequeña, te saco 4 años, esto no tiene sentido, deberías estar detrás mía mientras yo paso de ti...No sé que coño tienes, pero me gusta. Me encanta y te odio por ello. Te odio por el mero hecho de extrañarte por las noches, por echar de menos tus besos de nicotina, tu cara de niña, tu poca inocencia y tu mirada pícara. No deberías ser así, deberías ser como las demás niñas" Ella asustada no sabe qué decir, no entiende porqué se mete en estas cosas, en vez de estar con las quinceañeras de su edad, responde "No se que decirte, te quiero" Él la responde "Ya, nunca sabes qué decir eres una niñata" Eso la rompe, niega ser una niñata, con un porro en la mano por no llorar. No lo es, obviamente no es una mujer, es su niña, simplemente. Él acaba el porro, a la vez que suena una canción de amor, tan es el ritmo del corazón de ambos que no recuerdan la canción, él la pasa rápido. Ella como teniendo algo que demostrar, le coge la mano y lo besa. Un beso increíble que los lleva a la cama. Él sin camiseta, la suya a medio quitar, la pregunta "¿estas segura?" Ella, tímida le dice "no lo sé" pero le continua besando y se deshace de la camiseta, de los pantalones y de los suyos. Él la vuelve a preguntar "¿estás segura?¿estás bien?" Ella, sonríe y lo besa se despoja del sujetador de encaje de leopardo, de sus calzoncillos y de su tanga a juego con el sostén. No es su primera vez, pero si lo es con él, por lo que es especial. Ella más insegura que nunca por no estar a su altura, se besan, se adoran, se desean durante horas. El amor, algo no más placentero que el sexo pero que en ese momento les llena. Él boca abajo en la cama, ella, a su lado tumbada en su espalda lo abraza, dibujándolo corazones e infinito en la espalda, no sabe si el de da cuenta o no, ninguno habla, ese dedo se va quedando sin fuerzas a la par que sus ojos se cierran conservando una última imagen, de fondo una amplia colección de Air Max y botes de pintura, su espalda en primer plano, con un tatuaje "Piénsalo dos veces", ella lo pensó, se siente en el cielo, hizo bien, eso piensa, quien sabe...Sus parpados se cerraron y una sonrisa en su cara, más grande que todas las veces que había tenido sexo, la hacen recordar que el amor es mejor que el sexo. Que le quiere. Que él es distinto a cualquier otro al menos, de momento... 
Toda persona es capaz de hacer el amor,  pocas son capaces de amar.