Abuso de locura o imaginación, como quieran llamarlo.

A los genios no nos entienden, nos tachan de locos cuando el problema no es nuestra inestabilidad, si no, su poca creatividad.

sábado, 4 de agosto de 2012

Curada de espanto.

Él y ella. Como cada tarde hace ya varios meses pero diferente, él disculpa todo lo que la hizo, borra las excusas y define sentimientos, en un extremo de aquel banco donde la iba a buscar siempre a la salida del colegio para fumarse un par de porros. Ella desde el otro no sabe si volver a creerle o si se la quiere volver a jugar. En un momento de frustración por ese sentimiento él la intenta besar, a lo que ella responde subiéndose su bandana hasta los ojos. Él se arrodilla en el suelo y la mira, vé el techado del edificio y la ve a ella, es tan hermosa que se siente idiota de haberlo estropeado todo. En ese momento, en esa fracción de minuto, mira sus ojos y una sensación de miedo, culpa y pena recorre su cuerpo en forma de escalofrío. No es ella, no es su pequeña, no es la niña pequeña que le enamoró hace un tiempo, se atreve a preguntar.
-¿Porque sonríes si no estas contenta? Estás triste y a la defensiva, no tienes esa forma de mirar que me enamoró, princesa.
Ella no sabe que responder, ni su propia madre se había fijado y ese hijo de puta si, era extraño, cada vez estaba más confundida y suelta un par de lágrimas que se secan con el pañuelo.
Ella, aturdida, se levanta para irse, lo mira por última vez mientras él se disculpa y se atribuye la culpa de quitarla la felicidad en la mirada al borde de llorar. Le dice:
-Pobre yonkie de mierda, tal vez algún día salgas de la cocaína y entiendas el daño que haces al resto.
Encendió su cigarro y se perdió en la oscuridad del soportal mientras su mente daba vueltas a la misma frase "Si me vuelo a enamorar de un yonkie, me suicido."
Él, en el suelo, no puede olvidar la imagen de la que un día fue su princesa, la única mujer que le ha querido y ha velado por su bien y la jodió por tontear con la droga y por meterla a ella. Es entonces cuando cae una lágrima mojando aquellas ojeras a la par que lo entiende. Él le ha quitado la inocencia y jamás se perdonará por ello.

Sus ojos transmiten odio, defensa, trsiteza. Cosas propias de él, quien se puede decir que "la curó de espanto".

No hay comentarios:

Publicar un comentario