Abuso de locura o imaginación, como quieran llamarlo.

A los genios no nos entienden, nos tachan de locos cuando el problema no es nuestra inestabilidad, si no, su poca creatividad.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Odio.

Ataques de furia que me envenenan el alma, muerta en vida buscando alguien que me empuje a la felicidad o me abstenga por algunos minutos de la cruda realidad. Pensando en la causante de todos mis problemas, la inestabilidad en la que vivo pero la cual me hace escribir, la cual me da una vía de escape al mismo tiempo que causa todos mis problemas, la rabia al intentar todos mis defectos incontables, harta de ti, de tus excusas, de esa gente falsa que mira y cuchichea. Pagándolo con la mierda que me mata diariamente por pagar mi muerte en plazos hechos paquetes, por el alcohol que distorsiona mis realidades, por tí, chico, dandome falsas esperanzas. Por el odio que me tengo y por el que le tengo al mundo.  Decidí pagar mis errores conmigo misma, contra la pared u objetos desanimados, decidí sacar a lo que más quiero de mi vida porque a mi lado, solo podía hacerles daño.

Llueve.

Llueve. Gotas de lluvia chocan contra una ventana semiabierta, entonces suena una llave intentando acertar en la cerradura de la puerta principal, tras varios intentos consigue abrir, entra titubeando mientras arrastra sus Nikes azul marino por el parqué, dejando pequeñas gotitas a su paso, tanteando en la oscuridad con los brazos pretendiendo evitar los muebles en vano. Él, a duras penas, acaba aterrizando en su sofá nego frío, está empapado, encharcado en lluvia y alcohol, decide levantarse y después de chocar con la mesita del salón, enciende la luz intentando mirar lo que le escueze, los nudillos chorreando sangre por la manga, el pulso se le acelera hasta que recuerda un motivo. Arrastrando los pies irritado por el sonido que preducen al contacto con la madera, llega al baño donde, tras dos intentos,  consigue lavarse las heridas. Se desnuda como buenamente puede de camino a su cuarto, donde se pierde en un chandal talla XL, saca el porro de emergencia para noches como esta y lo prende, perfectamente liado, con un sabor increible, expulsa humo a la vez que piensa, mirando como el techo da vueltas, queriendo llamar a mamá para que lo cuide y se da cuenta de que ya no está ahí, que ya a crecido y se tiene que comportar como un hombre, que no le van a volver a contar cuentos de buenas noches y que las cosas no se solucionan llorandole a mamá y papá, ya no es ese niño de 6 añitos jugando a las chapas debajo del bloque, ni ese crío de 10 siendo libre mientras juega al fútbol, ya se fue hasta ese quinceañero tonteando con las drogas, esta solo, solo frente al mundo, eso le golpea el pecho y lo deja sin respiración durante unos segundos. Da otra calada y así hasta acabarlo, apagándolo en la madera de la cama. Silencio nada más roto por las gotas de lluvia que llaman a la ventana, que le llaman a la vida, silencio nada más roto por un -Buenas noches, Alejandro- que se auto-desea mientras sus párpados se van cerrando hasta un nuevo amanecer.


martes, 25 de septiembre de 2012

Se esfumó como el humo de aquel cigarro.

Su boca a dos centímetros, sus ojos mirándola, detrás nada especial, un campo, árboles y piedras, un lugar precioso apartado de la sociedad con una persona preciosa. Ella lo besa feliz, él la besa entusiasmado. Beso tras beso, se quieren, él la coje de la cabeza y la besa, ella es feliz desabrochandole la camisa, él le quita la camiseta y le besa el cuello y entre los pechos, bajando poco a poco por su ombligo desabrochando el botón de su pantalón vaquero, bajando con las manos y besándola con ternura. Bajaba otra vez a besos, más decidido que de costumbre, ella miraba a la nada, no tenía palabras, su cuerpo arqueado y sus ojos mirando al campo relataban lo que tubo que ser. Pronto le mira agarrando su pelo corto oscuro y apretándole contra ella sonriendo a la par que suspirando. Un montón de ropa fue testigo de la pequeña conversación que tubieron "-Te odio- dijo él mirándola abrazado a su espalda. -Ódiame así, cariño- fue respondido". Él, aplicando la respuesta obtenida subio por su torso desnudo, arrancando su sujetador rosa palo con los dientes sin ningún tipo de pudor. Ella le muerde el labio, y apreta sus uñas a su espalda mientras le siente dentro, todo es maravilloso, no puede ir mejor. Respiraciones aceleradas caldean el ambiente, gemidos como banda sonora de su amor...Entonces pasa, la expresión de su cara cambia al completo.-No puede ser- piensa -¿Sabes que no tomo la pastilla y es a pelo, no? Pregunta temblorosa. Él rie, la sigue besando sin hacer caso, sigue follándola como si no hubiese mañana, hasta volverse a correr, esta vez entre sus pechos -Ya, déjame- dice ella alterada. -Me dijiste que te odiara así, te he odiado así, ahora me correré con un adios para siempre, muñeca.- Dice él rebuscando en la mochila. La besa como jamás había besado, como jamás la habían besado a la vez que pasa por su cuello el frío metal. Apretando, con toda su fuerza mientras la sangre corre por su cuello hasta su pecho izquiero, mientras él baña sus manos en sangre, mientras sus ojos se ponen en blanco más exageradamente que hace unos minutos, ella ahí impregnada entre sangre y semen, él la besa por última vez, después se abrocha los pantalones y pasa a ponerse la camisa azul. Y se marcha encendiendo un cigarrillo Camel, mirándola por última vez, degollada, empapada y solamente vestida con unos zapatos de tacón rojos. -Que preciosa era-piensa mientras se acaricia los labios y sonríe expulsando el humo, blanco, como el cadaver que dejaba atrás y no parecía importarle.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Muerte en vida

Ese momento en el que te da vueltas todo, no puedes ni pararte a pensar siquiera, has salido de su vida, de la de él, de la de ellos, de la de ellas, de la de todos. Ese momento en el que pasas a segundo plano en esta sociedad. Si, tuve que dejar a muchos de lado, tampoco creas que me gustó, fue para no arrastrarles a mi desastre. También me dejaron muchos por no acercarse a él. Me parece de lo más triste del mundo mendigar un "te quiero", un "lo siento" o incluso un "¿estas bien?" por lo que sufro mi ruina en silencio, a ojos de los demás con una sonrisa para no preocuparles, para no empequeñecer. 3 es un número precioso, pero ¿Para que voy a mentir? 3 son multitud. Y ahí es cuando tú pasas a un segundo plano, a otra dimensión. No hay nada más que verlo, se nota aunque las otras dos personas no quieren admitirlo o no se den cuenta... Cuando él vuelve y te dice "reina" y esa palabra te da un vuelco al corazón pensando " llevaba meses sin decirme así" cuando te pregunta por los tweet dirijidos a un "Él" y yo sin valor para decirle que "él eres tú". Cuando tu cuento de hadas acaba y te sientes fría, sin amor porque al darlo todo de ti no estás recibiendo nada, cuando, sin darte cuenta, te vuelves fría y cerrada porque te hicieron daño. Todo lo pierdes y no queda nada, los papeles se amotonan, los mensajes no llegan, los ojos no secan, las pupilas no cierran, la boca no abre y el cuerpo no levanta de la cama. Cuando te sientes roto, roto por dentro como en mil pedacitos del más mísero cristal, escribiendo esto desde el silencio, el más puro silencio acompañado de un corazón acelerado, un llanto ténue y los mensajes de tuenti que no contesto. Hoy no estoy para vosotros, para ninguno, para nadie. Voces y gritos se oyen de la calle, una respiración descompasada y acelerada acompaña el llanto, doblada como nunca con una mano en el pecho intentando sanar un dolor que no pasa, un pinchazo grave, con la otra, agarrando la almohada. Mirando la luna, ella está arriba sola y ella puede con todo pero yo no, joder, parece que muero lento, es una sensación inexplicable cuando ya no queda nada por lo que luchar, por lo que salir de la cama, un dolor que cerciora tu vida y una vida que empuja tu muerte. Algo irónico.
Es ese pequeño instante cuando me giro, abrazándome al aire,a la nada, ese isntante el que se para el tiempo a mi arrededor con un solo pensamiento "Joder, quiero sentirme viva"

domingo, 9 de septiembre de 2012

todos, TODOS lloramos.

Se paró el tiempo como dándole un golpe en el pecho. Es ese momento en el que te paras a pensar en el pasado y en el presente y no puedes evitar compararlos. Ese momento en que se da cuenta como han cambiado las cosas, en que ya no va a venir mamá a contarle un cuento y va a dormir tranquilo, en que sus miedos son más que un monstruo bajo la cama. Ya no es el mismo niño que saltaba para verse en el espejo del ascensor. Toda la inocencia de un niño había desaparecido y todas las preocupaciones de un adulto le empezaban a abrumar de golpe. ¿Que pasa? Ni el lo sabía, solo que ella ya no estaba.
Se paró el tiempo como dándole un golpe en el pecho. ¿Que era? Hambre, tal vez. Tristeza de no tener los privilegios que tu si tienes, esa carga de tener que madurar antes de los previsto, que los niños no pueden ser niños a su aire.
Se paró el tiempo, tirándola al suelo, en ese instante comprendió porque tendría que crecer de golpe, porque nadie más iba a estar a su lado nunca, ni su propia sombra.
Tal vez no sea el motivo lo realmente importante, tal vez sea verdad que no importe la razón, el sexo o el color. Tal vez sea verdad aquello que dicen de que todos lloramos.

Te quiero.

Nací y ya sabía que estabamos predestinados, crecí buscandote hasta encontrarte, tú me enseñaste tu esencia, tus costumbres las cuales adopté, me enseñaste amistad y amor, a amar y a ser amada, tú, nadie igual que tú. Contigo viví veranos, contigo temblé inviernos, sonreí felicidad y lloré tristeza. Inviernos en los que tu frío me hacía sentir nostalgia, veranos de fiesta y de siestas. Tumbandome en ti en las caidas y apoyandome en ti en las victorias. Paseando por tus curvas y tus rectas, corriendo de tu mano, visitando cada uno de tus lugares a cada cual más hermoso. Te quiero porque no hay nada mejor que tú, tú, tú. Tus aires de desidia y de paz, tus luces navideñas y ese olor a frio y a castañas. Contando farolas hasta llegar a casa, olerte. Y al irme de vacaciones extrañarte, extrañar tu olor, tu gente. Volver con más ganas de nunca de verte. Cada sitio contigo fué maravilloso, desde un banco de moratalaz cualquiera a vistas de todo Madrid desde la azotea. Eres mi rincón favorito del mundo, porque cada calle es especial, porque eres precioso y por encerrar tantos recuerdos. Tú me enseñaste todo, andar y correr, tus calles son mi suelo, tu eres mi cielo.Tan bonito que da pena perderte. Hoy te digo que quiero estar junto a ti toda mi vida, que te quiero, Madrid.